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En una pequeña charca cercana a una posada se encontraban tres ranas croando a la vanidosa luna ante su tenue luz. Los anfibios se hallaban cada uno sobre unas extrañas hojas verdosas que asomaban gustosas por encima del agua estancada. Las ranas seguían croando, de pronto un letrero luminoso parpadeó en una de las paredes laterales de la posada. Las ranas continuaron “cantando”. El letrero luminoso parpadeó otra vez, pero ahora sí se quedó encendido. Se trataba de la más famosa cerveza imperial. Las ranas, obnubiladas, dejaron de croar cautivadas “por la majestuosidad del anuncio”, pero siguieron con su “cantico” poco después.
El primero de los anfibios acuáticos terrestres se calló y meditó por unos instantes. Sus colegas siguieron croando. La primera de las ranas, que era más lustrosa que sus compañeras, ensanchó el pecho y dijo BUD. Las otras dos prosiguieron croando. Volvió a decir BUD en vez de croar. Las otras se callaron y miraron a la primera, que repitió lo de BUD. Las otras dos contemplaron la publicidad y meditaron. Dijo la primera otra vez BUD y la tercera dijo ER. La segunda pronunció WEIS. Y empezaron a decir ininterrumpidamente, sin orden, WEIS-BUD-ER, BUD-ER-WEIS, ER-WEIS-BUD, BUD-WEIS-ER, y esta combinación les gustó y la repitieron de la misma forma cuatro o cinco veces más. BUD-WEIS-ER, BUD-WEIS-ER. De pronto apareció en una de las orillas de la charca un gran sapo, el cual llevaba unos calzones a rayas amarillas y azules , miró a las ranas atentamente, movió la cabeza y vió el letrero luminoso, volvió la mirada sobre las ranas que decían BUD-WEIS-ER. Entonces dijo no con la cabeza varias veces.
Dio un poderoso salto y se posó con fuerza sobre la primera, esta se cayó al agua y dijo (traducido del ranoso):
Primera Rana (hablando en pijotesco): -Hay que incordio, vaya pesadez, vete de aquí, fea, fea, fea, más que fea.
Sapo (con voz ronca y fuerte): -Ahora mismo te marchas tú de aquí. Porque lo digo yo. Si no quieres pillar, claro.
Primera Rana: -
Pero por favor, que hortera eres majo, y ¿quieres eres tú para decirme esas cosas?
Sapo: -
Yo antes era un ogro que jugaba al Blood Bowl y un hechicero me convirtió en un miserable sapo. Comprendido!
Primera Rana: -Pues yo soy un príncipe y un brujo muy malote nos hizo lo mismo a mí y mis dos guardias. Ahora espero a que llegue una princesa y me dé un besito y sea otra vez humano. Te lo juro por Znoppy. Asin que, o te vas o mis dos guardias de van a arañar.
El sapo miró a las otras dos ranas y estas seguían diciendo WEIS-ER no queriendo saber nada del tema. Se arrimó a la primera rana y sin mediar palabra empezó a hostiarle golpes de todo tipo. Las otras dos miraron por el rabillo del ojo lo que sucedía y prosiguieron WEIS-ER como si con ellas no fuese el asunto. El sapo terminó por arrancarle la cabeza por puro cansineo de tanto golpe a la primera de las ranas, y el cuerpo sin cabeza de aquel anfibio se esparció a los pies del gran sapo. Comenzó a formarse una gran mancha de sangre alrededor de la hoja y en el agua. El sapo miró la mancha roja, después el anuncio y dijo “ahora sí”. Comentó con fuerza BLOOD, mientras las otras dos ranas seguían WEIS-ER,
BLOOD-WEIS-ER, BLOOD-WEIS-ER.
Sapo: -
Aquí sentado te salen almorranas en las ancas, ¿no? –comentó de forma graciosa una vez, pero sus compañeras seguían WEIS-ER.
BLOODWEISER
Gente Sin Complejos