Trampa Bay Bucaneers
Para cualquier criatura maligna del submundo, la Ciudad de los Pilares (más conocida por Karak Ocho Picos por los habitantes de la superficie) es la ciudad más cosmopolita oculta al Sol. Hace ya 2500 años que esta ciudad enana cambió de dueños, para convertirse tanto en la capital del violento y malvado clan skaven Mors; como del aún más rastrero y artero clan goblin de la Luna Malvada, liderado por el infame Skarsnik.
Miles de criaturas de la oscuridad transitan por las avenidas de la Ciudad de los Pilares, antaño gloriosas,y que a día de hoy se ven cubiertas por setas mordisqueadas, excrementos de garrapato y harapientos esclavos skaven. Los túneles de Karak Ocho Picos se extienden por kilómetros y kilómetros alrededor de los montes que dan nombre a la ciudad. Y han sido ampliados aún más por grandes calzadas skaven y precarios túneles goblin.
Nadie sabe con exactitud cuántas criaturas de cada raza pueden habitar la ciudad, pues ésta se encuentra permanentemente sacudida por guerras intestinas, escaramuzas y batallas subterráneas. Ocasionalmente, sin embargo, se suceden escasos y precarios períodos de paz.
Como es natural, ni siquiera las criaturas malditas a los ojos de los dioses élficos y humanos son ajenas a la pasíon que despierta el BloodBowl, y por ello durante siglos la Ciudad de los Pilares atrajo a multitud de equipos goblins y skaven a jugar en su estadio cubierto, legado de sus antiguos dueños enanos. Estos equipos acudían a buscar la gloria en el otrora imponente Ocho Picos Colisseum, renombrado Pilastra por su evidente decadencia.
Durante todo ese tiempo, el equipo local dependía de quién controlara la sección de la fortaleza que dominaba el estadio, y no era raro que una nueva guerra se desatara tras un partido particularmente disputado. Sin embargo, la poca variedad en los encuentros del Pilastra hizo que poco a poco decayera el interés por el BloodBowl en la Ciudad de los Pilares.
Esto fue así hasta que el lord enano Belegar reconquistó un pequeño enclave en la ciudad de sus ancestros. Reconocido como rey legítimo de Karak Ocho Picos, su menguada fuerza no pudo extender sus dominios, a riesgo de ser ahogados por hordas de enemigos. Aún así, los enanos de Karak Ocho Picos no renunciaron a seguir batallando, pero esta vez en un terreno de BloodBowl.
Los hinchas de la Ciudad de los Pilares enseguida recuperaron su entusiasmo por el Bloodbowl, las matanzas llevadas a cabo por los jugadores enanos en el Pilastra hacían las delicias tanto de enanos, como de goblins y skaven. Sin ningún respeto, los Karak Eight Peakers acabaron imbatidos en su primer torneo de la ciudad, con una lista de bajas estratosférica. Desde hacía años, ningún corredor de alcantarillas se dignaba a jugar para los skaven del Clan Mors los cuales, pese a su poderío militar, no dejaban de tener un equipo de Bloodbowl de segunda fila.
La solución se caviló durante mucho tiempo, viendo cómo los Peakers arrasaban de nuevo en su segunda y tercera temporadas. Finalmente, una reunión del más alto nivel entre el Señor de la guerra Gnawdwell y Skarsnik resultó en la fundación de los Trampa Bay Bucaneers. Indignados por la constante humillación a la que se veían sometidos sus reinos, hicieron de lado sus diferencias para fraguar un acuerdo. Sin duda era el momento de rebuscar entre todos los trucos sucios disponibles para barrer el suelo con los enanos del "Rey" Belegar.
Desde sus inicios, la colaboración deportiva entre Skavens y goblins dió sus frutos. Pese a que los skaven del Clan Mors no tenían acceso a las bestias de los Moulder ni a los veloces y elitistas corredores de alcantarillas, suplían sus carencias con kilos y kilos de Piedra Bruja (la cual pusieron a disposición de sus socios) y unos violentos blitzers. Los goblins, por su parte promovieron con fruición su nueva "dieta sana" a base de setas cultivadas en tierra abonada con Piedra Bruja y consiguieron con ello espectaculares resultados.
En su primer encuentro contra los confiados Karak Eight Peakers los Trampa Bay Bucaneers arrasaron con sus rivales (e incluso, en el segundo tiempo, con el cueropo técnico enano y algunos hinchas locales). Haciendo gala de su nombre, pusieron toda la carne en el asador con engendros mutados nunca vistos, fanáticos, trampas trampolín e incluso garrapatos suspensorios que introdujeron hábilmente en el vestuario rival.
Al parecer, no sólo había mejorado el juego con el nuevo equipo de la Ciudad de los Pilares, si no que la moral de su afición aumentó de forma exponencial. La filosofía del equipo de "haz lo que sea, pero gana" les proporcionó el reclamo ideal para atraer a los más rastreros, psicóticos y moralmente deleznables jugadores de Bloodbowl.
En su primera temporada regular dentro de la Bloodbowl, los Trampa Bay Bucaneers cosecharon derrota tras derrota. Sin embargo, el juego desplegado y su colección de faltas, infracciones, sobornos y tropiezos que acababan invariablemente con una cabeza rival seccionada les granjeó una hinchada incondicional desde las Tierras Oscuras hasta Naggaroth.
A día de hoy, los Trampa Bay Bucaneers no han conseguido alzarse con ningún título. Pero han logrado que incluso los hinchas de los Tipejos Rastreros se sonrojen ante el juego más bochornosamente sucio y descaradamente dopado del mundo del Bloodbowl. Mientras Skarsnik y el Clan Mors naden en la abundancia de sus minas, no faltará dinero para comprar sangre pura y fresca de elfo ni orina de virgen bretoniana con la que pasar los controles de la compatición.