Me he leído todas las opiniones y coincido con algunas cosas y otras no.
Me echa especialmente para atrás el tema de los relojes de torneo, ya que creo que añade un factor estresante y de competición ajeno al espíritu del juego y lo que para mí representa. Aparte que no soluciona el problema, habrá fullerias y generará conflictos nuevos.
Los temas relativos a la NAF aunque interesantes, no dependen de nosotros ni creo que mejoren sustancialmente la experiencia que supone jugar un torneo. Y me opongo radicalmente a obligar a nadie a ser miembro de un club al que no quiere pertenecer, si alguien no quiere ser NAF, no seré yo el que le obligue a elegir entre jugar mi torneo o hacerse NAF. No creo que merezca la pena
De las fullerias ni me molesto. Ni las entiendo, ni soy un poli que se vaya dedicar a perseguirlas, pero como pille a alguien, se puede dar por baneado, sin opción a réplica ni indulto. Adiós muy buenas
Y ahora paso a hablar de mi libro, que es a lo que he venido
Mi motivación a la hora de jugar torneos no han sido nunca los rankings, los premios, ganarle a alguien ni nada que se le parezca. No es necesario hacer un millón de kilómetros y gastarme una pasta, lo podría hacer desde el salón de mi casa en zapatillas. Lo que creo que mueve a la mayoría de jugadores, es el rollo SOCIAL del evento. La comunidad que se ha generado en la que priman el buen rollo y el compadreo, se ha forjado no en los tableros de juego principalmente, sino compartiendo birras o mesa y mantel. Por eso, me gustaría incidir en que como organizadores de torneos deberíamos invertir el mismo tiempo y mimo en pensar reglas y tiers, buscar patrocinadores y regalicos chulos... en ofrecer a nuestros jugadores experiencias de las que puedan participar todos fuera de los tableros: comidas o cenas, juergas, concursos de disfraces, planes para el domingo cuando el torneo es el sábado y viceversa... Que tu pueblo tiene una muralla romana chulísima y es famoso por sus huevos con chistorra? Pues llévatelos de paseo y atracón. Joder, somos una comunidad mucho más grande de lo que eramos hace diez años, hay muchos más torneos, la gente está como loca por jugar, pero no les motivamos a salir de casa. Los torneos son más pequeños y la gente rara vez sale de su provincia.
Yo lo tengo claro, sólo voy a los torneos que ofrecen ese tipo de cosas. Alojamientos compartidos, comer todos juntos, una cena con especialidades de la zona, fiesta nocturna o todo junto
