Los tres jinetes llegamos a la conocida ciudad de
Coslada City, donde se dice que un Forajido, llamado Ginés, es el Sheriff de este lugar. Mandando sobre todo y sobre todos, y consiguiendo que la ciudad sea una de las más peligrosas del Salvaje Oeste.
Atamos los caballos al madero delante del Saloon, y nos bajamos mirando con odio y desprecio a todos los que allí habitaban como buenos Pistoleros que somos. Y pronto comprendimos que se trataba de un error.
Al entrar al repleto Saloon nos dimos cuenta que las peleas, riñas y tiroteos estaban a la orden del día.
Tragamos saliva viendo a los brutos asesinos que por aquel lugar pululaban.
Al ir a la barra, tres simpáticos Alguaciles nos recibieron tras ella:
JAM "Balaperdida", Olaf "Revientaspoilers" y Dani "Numericos".
Nos dieron tres vasos de whisky y me señalaron a un monstruoso ogro del norte que quería verme, un tal
Varagh. Como no podía ser de otra forma nos reventamos a puñetazos y salí con vida de puro milagro. Me puso un ojo morado. Nos dieron garrafón, ya que sacando muchos unos fui al baño varias veces.
De segundas me senté a echar un poker con
Lord Arioch, y tuvo más suerte que yo consiguiendo un Repoker sin Joker. Perplejo me quede.
Y enrabietado cogí a un tal
Ratamuerta y se lo dije pero bien, dándole con una herradura y con la ayuda de un pequeño bombardero que se echó unas risas a costa de todos los forajidos que allí estábamos.
Cansado de tanta palabrería barata, cogí mi revolver, y bajo la tensa mirada tras la sombra del ala de mi sombrero, un tal
MarcoMortSkaven no falló más que una de las esquivas en todo nuestro duelo en la calle principal, por lo que me dejó para el arrastre. Y con el otro ojo morado.
De allí tuvimos que salir corriendo después, ya que un tal
Calltroop, el mayor bandido de este año, ayudado por las muchachas amazonas del Saloon, se pusieron pistola y escopeta en mano, y dispararon en todas direcciones. Escapamos de peleas, botellas por los aires, sillas y mesas volando y el tal Ginés riéndose, sentado en la mecedora de la terraza de la oficina del Sheriff, mientras todos cabalgábamos hacia el horizonte en el atardecer, dejando estelas de polvo tras nosotros, ya que si no es así no salimos vivos.
-¡Malditos los Adoradores de Ginés! -Grité con furia mientras escupía al suelo.
Cogeré de nuevo fuerzas y volveré el año que viene para intentar ser el más rápido del Oeste.
