IV ACHO BOWL 25/10/2025 Edición "Perro Viejo"

[Chache Perrache]

Cómo te lo curras chacho

[AchoBowl]

(17-32) Carroñas Jack – El Inquilino No Deseado

Si te has cruzado con Carroñas Jack, tienes un problema. Este ghoul no solo es rápido con las piernas, también lo es con las garras, los dientes… y con una capacidad única de roerte el alma sin pedir permiso. Cuando te das cuenta, Jack ya se ha calzado unas pantuflas y se ha puesto cómodo en el sofá de tu mente, removiendo traumas, encendiendo la chimenea de tus inseguridades, y cambiando los muebles de sitio solo porque puede.

No se conoce nada del pasado de Carroñas Jack. La primera vez que alguien oyó su nombre fue en los callejones de la depravada ciudad de Mousillon, donde fue visto robando muslitos de halfling en los mercados negros, mientras tarareaba canciones infantiles al revés. Desde entonces, su presencia se ha sentido en casi todos los campos de Blood Bowl donde el barro huele a sangre y la locura se filtra por las grietas del césped.

Jack tiene un talento innegable. Siempre va un paso por delante, como si leyera las jugadas antes de que ocurran, o quizás solo escucha las voces de su cabeza que se lo soplan. Pero hay un precio: su mente es un campo de batalla en constante erupción. En más de una ocasión, ha tenido que ser reducido por sus propios compañeros, envuelto en vendas, cuerdas o incluso cadenas encantadas, para evitar que se arranque sus propias costillas “por curiosidad”.

Aun así, nadie se atreve a dejarlo fuera. Un jugador así es oro putrefacto: desequilibrante, impredecible y brutal. Carroñas Jack es un peligro dentro y fuera del campo, tan volátil que ni un goblin borracho con jetpack y diarrea mágica puede seguirle el ritmo.

[AchoBowl]

(18-32) GRONK EL ROSA – El Orco que Brilla con Orgullo

Gronk es un orco. Un orco rosa. No es que le guste el rosa… es que es rosa. Desde sus calzones reforzados con pinchos hasta su casco con plumas de flamenco, Gronk viste con todos los tonos posibles entre “algodón de azúcar” y “cerdo en salmuera”. Los rivales se burlaban. Sus compañeros se reían. Hasta que Gronk les rompió las costillas con elegancia cromática. Y así aprendieron.

Gronk no solo es rosa, también es una leyenda viva de la Acho Bowl, torneo brutal donde la diplomacia es un placaje con los dientes. Fue el capitán del equipo que ganó la primera edición del campeonato, en una final tan épica que las gradas ardieron. Desde entonces, su nombre quedó grabado en los anales del torneo, con tinta, sangre y un toque de purpurina.

Pero como toda leyenda, Gronk colgó las botas. Hoy su vida es… diferente. Ahora reparte papeles, toma notas, y coordina a una jauría de entrenadores lunáticos como Coordinador Regional de un asociación de entrenadores locos. Cada reunión es una batalla. Cada correo que recibe, una prueba de paciencia. Los rumores, las puñaladas traperas y las peleas por el uso del campo de entrenamiento lo tienen al borde de la combustión espontánea.

Y aun así, entre quejas, formularios y broncas, Gronk organizó el Mundial de Blood Bowl en Estalia. ¡Estalia! Nunca se vieron tantos equipos juntos sin que se declarara una guerra civil. El evento fue tan descomunal que a 500 kilómetros del recinto aún hay escasez de ganado, cebada, y papel higiénico.

Gronk es único. Rosa, contundente y con más carisma que un chamán orco con megáfono. En el Viejo Mundo no hay figura más pintoresca, ni orco más entrañablemente inexplicable. Cuando lo ves venir con su carpeta rosa chillón, sabes que algo se va a romper… probablemente tu calendario de partidos.

[Brutus13]

A las buenas, apunta brutus13 naf 40058

[AchoBowl]

Bienvenido Brutus!!!

[AchoBowl]

(20-32) EL PROGRAMADOR – Saurio del Código del Caos

En las cálidas y húmedas ciénagas de Hexxatl, nació un niño saurio distinto a todos los demás. Mientras sus hermanos entrenaban para la guerra y el deporte, él pasaba horas grabando extraños símbolos en piedras lisas con sus garras. No eran jeroglíficos comunes: eran cadenas de código binario, patrones de luz y sombra que solo él comprendía. Desde entonces, todos lo conocen como "El Programador".

Aunque su cuerpo fue forjado para el combate brutal, su mente funciona como una máquina imparable. Para él, el Blood Bowl no es solo una lucha de fuerza, sino un campo de simulación donde cada jugada es una línea de código ejecutándose en tiempo real. Cada placaje es una subrutina optimizada. Cada salto sobre un rival derribado, una función perfectamente depurada.

Cuando no está aplastando cráneos con precisión milimétrica, desarrolla nuevos estados y simulaciones en artefactos que solo él entiende: pequeñas piedras luminosas cubiertas de runas que emiten pitidos cuando alguien las pisa. Muchos creen que son simples juguetes.

Solrah, su entrenador y manager, vio algo más: una oportunidad. Gracias a Solrah, los productos de "El Programador" se han vuelto virales (al menos entre aquellos lo suficientemente locos como para usarlos). Desde el "Codex Placajus 1.0", un manual interactivo de placajes con IA rudimentaria, hasta el infame "Tácticas Saurus: ed. Brutal", una app que grita insultos motivacionales a quien la abre y que su creatividad no conoce límites.

Para "El Programador", el campo de juego es un tablero de control y la victoria es el resultado de un algoritmo perfectamente ejecutado. Y si por el camino puede venderte un par de sus artefactos con descuento, mejor aún.